Sin embargo, a pesar de lo mucho que el cuerpo pueda limitarnos, es el que, curiosamente, nos entrega la capacidad de sentir dichas limitaciones, es decir, el hecho de que yo sienta que el cuerpo me limita es, paradójicamente, una facultad del cuerpo mismo.
El cuerpo nos permite, a su vez, conjugar el verbo, tanto en el plano subjetivo como en el plano accional... es decir, la mente entrega sentido a las acciones que el cuerpo realiza, lo que conforma al ser y su identidad.
El cuerpo es nuestro hogar, un hogar que muy pocas personas se atreven a abandonar por voluntad propia... generalmente un lugar del cual somos arrebatados en contra de nuestra voluntad. Y es que el cuerpo es capaz de entregarnos las más hermosas como también más horrendas sensaciones, que, al fin y al cabo, son las que hacen que nuestro viaje haya valido o no la pena. Pero estas sensaciones carnales no serían más que eso si es que nuestra mente no les asignara un significado particular, por lo que el equilibrio mente/cuerpo es uno de los pocos que se mantiene sostenido y proyectado a través del tiempo.
Con el cuerpo podemos amar... la facultad más hermosa en el ser humano. Con el cuerpo podemos desear... otro cuerpo. Con el cuerpo podemos soñar, y como bien dijo una amiga, surge al respecto la siguiente interrogante... "¿Y si el cuerpo fuera lo único que nos permite sentir, desear volar por ejemplo, y que si no lo tuviésemos se agotarían nuestras ansias insaciables?"
Nuestro cuerpo es una gran parte de nosotros, debemos sentirnos en comunión con el, aunque no sintamos que es exactamente la representación física de nuestro espíritu... hay que amarlo y dejar que sea amado por otros.
El cuerpo nos permite, a su vez, conjugar el verbo, tanto en el plano subjetivo como en el plano accional... es decir, la mente entrega sentido a las acciones que el cuerpo realiza, lo que conforma al ser y su identidad.
El cuerpo es nuestro hogar, un hogar que muy pocas personas se atreven a abandonar por voluntad propia... generalmente un lugar del cual somos arrebatados en contra de nuestra voluntad. Y es que el cuerpo es capaz de entregarnos las más hermosas como también más horrendas sensaciones, que, al fin y al cabo, son las que hacen que nuestro viaje haya valido o no la pena. Pero estas sensaciones carnales no serían más que eso si es que nuestra mente no les asignara un significado particular, por lo que el equilibrio mente/cuerpo es uno de los pocos que se mantiene sostenido y proyectado a través del tiempo.
Con el cuerpo podemos amar... la facultad más hermosa en el ser humano. Con el cuerpo podemos desear... otro cuerpo. Con el cuerpo podemos soñar, y como bien dijo una amiga, surge al respecto la siguiente interrogante... "¿Y si el cuerpo fuera lo único que nos permite sentir, desear volar por ejemplo, y que si no lo tuviésemos se agotarían nuestras ansias insaciables?"
Nuestro cuerpo es una gran parte de nosotros, debemos sentirnos en comunión con el, aunque no sintamos que es exactamente la representación física de nuestro espíritu... hay que amarlo y dejar que sea amado por otros.
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