Escalé hacia ti
un montón de palabras
ellos me atormentaron, me guiaron
y mientras más avanzaba
más comprometían
ahora que he llegado a tí
solo el "nosotros"
nosotros, en intensidades.
Hay algo oculto en cada sensación.
"En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta." Pablo Neruda
"El cero a la derecha junta millones.El cero a la izquierda funda utopías."
Era una madrugada de julio, bastante cálida como para ser un día de invierno. Ella se sentía decidida, lo deseaba… esa noche lo conquistaría al fin. Al llegar a la habitación, el la vio sentada sobre el sillón… su cuerpo completo parecía muy insinuante aquella madrugada, mucho más que de costumbre… él esperó en el umbral de la puerta contemplándola. Alzando la mirada, ella se puso en pie y, con un tono decidido, tal vez un poco desesperado, le dijo “ven acá”. El cuerpo del muchacho tembló por unos momentos al escuchar aquello… se acercó a ella y, la tomó por la cintura y la apegó a su cuerpo, mientras la miraba directamente a los ojos, desafiante. Ella, mirándolo también, sonrió por un momento, mordiéndose suavemente el labio inferior, manteniéndose siempre a una distancia prudente de él… quizás jugando un poco. Sin vacilar un segundo, el la apretó su cuerpo con más fuerza, mientras se dirigía directamente hacia su mentón, besándola hasta llegar a su cuello, en donde enterró suavemente sus dientes.
Resistiéndose, jugando aún, ella lo agarró dócilmente por el pelo y apartó su cabeza de su cuello. Se alejó de él, retrocediendo y recostándose lentamente en la cama, sin apartar sus ojos de la mirada ardiente de su acompañante. Una vez en la cama, sacó un cigarrillo de una cajetilla sobre el velador, y lo encendió, sin dejar de mirar a aquel hombre parado a los pies del lecho. Comprendiendo un poco aquel juego, el se situó al lado de ella, le quitó el cigarro y comenzó a fumarlo… se recostó sobre el pecho de la mujer y, aún fumando, comenzó a respirar muy cerca mientras empezaba a recorrer aquellas suaves piernas con sus manos. Ella comenzó a sentirlo en aquel momento… empezó a rozar suavemente sus piernas y, sin darse cuenta, enterró levemente las uñas en la espalda de aquel joven…resistiendo un poco más el deseo, levantó su cara por el mentón y le quitó el cigarrillo para terminarlo… por alguna extraña razón, ambos recordarían aquel sabor al tabaco.
El sonrió por un instante…luego la empujó hacia la cama y comenzó a recorrer aquel deseado cuerpo con violencia… disfrutando cada milímetro de piel y su olor. Ella se sintió extasiada ante aquello… lo dejó continuar por unos momentos, luego lo tiró hacia el lado y se abalanzó sobre él… su mano bajó y se introdujo en su camisa. El sintió escalofríos por toda su espalda… le tomó despacio la cabeza y se acercó para besarla. Ella continuó el juego… no dejó que la besara, pero aún así mantenía su boca jadeante muy cerca de la de él, al tiempo que acariciaba su pecho y sus brazos. El no resistió más, la tomó por la cintura, la sentó sobre él, para luego sacarle la polera con la boca, enterrándole sus dedos en la espalda. Se besaron apasionadamente, recorriendo los cuerpos de ambos, como quien recorre sediento un desierto interminable en busca de agua. Ninguno de los dos quiso que esto acabase…